En principio el peque parecía dárselas de vago. Se tomo su tiempo para sentarse solito, y ya me estaba haciendo la idea de que sucedería lo mismo para gatear. Incluso considere la opción de que quizás caminaría directamente. Pero no! Primero con un tímido reptar que se transformo luego en un gateo veloz descubre cada rincón de la casa. Obviamente pasamos por la típica situación de esperarlo con los brazos extendidos a una distancia considerable deseando ver sus nuevas habilidades. Pero el solo nos miraba y se reía. Probamos con juguetes y tampoco surtió efecto. Pero cuando accidentalmente quedo el control remoto a su alcance descubrimos lo veloz que puede ser cuando hay algo que le amerite la carrera. Ahora ya paso un tiempo de este gran acontecimiento y ya gatea por todos lados, se trepa, se para, no para! Y disfrutamos mucho viéndolo plantearse alcanzar algo y salir disparado a toda velocidad para conseguirlo.
Ahora la verdad es que la demanda de energía empieza a multiplicarse. No podes descuidarte ni dos segundos que puede ser un desastre. Así que ni me imagino lo que va a ser cuando empiece a caminar!